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EL CAMINO HACIA LA REPARACIÓN EN EL MOZOTE
Cada año, desde 1993, las comunidades de El Mozote participan en la
Rosa Cruz, una mujer valiente y dedicada, ha desempeñado durante más de dos décadas un papel crucial como lideresa y defensora de los derechos humanos en la comunidad Dimas Rodríguez (El Paisnal, San Salvador).
¡Conócela a través de esta breve entrevista!
¿Qué la inspiró o motivó a asumir este rol en su comunidad?
R/ Desde el principio, el proyecto Guardianas de la Paz me pareció muy importante y nos explicaron que iba a contemplar el área de psicología, y para nosotras las mujeres esa área de autocuidado es muy importante.
El tema de defensa de los derechos humanos siempre ha sido muy importante para mí. También creo que hay que empoderar a las mujeres para que seamos defensoras y divulgadoras de nuestros propios derechos.
Desde su perspectiva, ¿en qué consiste su papel como Guardiana de la Paz?
R/ Significa varias cosas. Primero, es apoyar a las compañeras en diversas labores. Todas, desde cualquier posición en la comunidad, podemos desempeñar un papel importante en la promoción de la paz y la defensa de los derechos humanos.
También tenemos la responsabilidad de preservar y cuidar el monumento Las Tres Cruces, asegurando que siga siendo un símbolo valioso para los habitantes de El Paisnal, Aguilares, Guazapa y de otras partes del país.
¿Qué es lo que más le gusta de ser una Guardiana de la Paz?
R/ El trabajo con mujeres, con los niños y las niñas y con la comunidad es parte de quien soy. Para mí ser Guardiana de la Paz significa velar por los derechos humanos de una misma, de las demás, de los demás y contribuir a la armonía de la comunidad.
¿Qué desafíos ha enfrentado en su trabajo como Guardiana de la Paz y cómo los ha superado?
R/ Me motiva el bien común y estar cerca de la gente. Los retos siempre están ahí cuando se trabaja para incidir para que se respeten y se cumplan nuestros derechos humanos y como mujeres.
Entonces es importante aprender a colaborar con respeto hacia diferentes pensamientos, ya sea de índole religiosa o política, para mantener un ambiente de trabajo armonioso.
¿De qué manera le ha ayudado a usted, a nivel personal, ser Guardiana de la Paz?
R/ Ser Guardiana me ha hecho recordar mi infancia, cuando mis papás participaron en el conflicto armado, cuando enfrenté la orfandad hasta cierta parte de mi vida, lo que me llevó a tener momentos difíciles que han dejado una huella en mí. Ahora siento la motivación de transformar esas vivencias en algo positivo.
Este proyecto también me ha ayudado en mi desarrollo personal, ya que me ha brindado una formación significativa. Aunque siempre me he considerado defensora de los derechos humanos, el enfoque de ser Guardiana de la Paz me ha llevado a un compromiso más profundo.
¿Qué consejos o palabras de aliento les daría a otras mujeres que podrían estar interesadas en ser Guardianas de la Paz en sus comunidades?
R/ Primero les diría que ser Guardiana de la Paz tiene un significado profundo y amplio que comienza con la paz interior, ya que solo podemos transmitirla si la tenemos.
Luego, este proceso implica autodescubrimiento y motivación para que encuentren y desarrollen sus habilidades.
El primer paso es promover la paz en nuestras propias familias, desde ahí todos y todas podemos ser guardianes de la paz, y luego extenderla a la comunidad.
Indudablemente, Rosa es una lideresa ejemplar que ha transformado sus vivencias en un motor para el cambio positivo en su comunidad. Su compromiso con la defensa de los derechos humanos, la memoria histórica y la paz es una inspiración para todas las personas que la conocen y trabajan a su lado.
Cada año, desde 1993, las comunidades de El Mozote participan en la
En diciembre del 81 el batallón Atlacatl inició un operativo anti guerrilla
Entre octubre y diciembre de 2021, activistas de Guatemala, El Salvador, Honduras
Con el golpe de Estado al presidente ingeniero Arturo Araujo en diciembre de 1931, llegó a la presidencia el General Maximiliano Hernández Martínez.
Desde entonces, hasta el 15 de octubre de 1979, el país fue gobernado oficialmente por regímenes militares caracterizados por ser altamente coercitivos.
El primer régimen militar fue el del general Maximiliano Hernández Martínez, quien ordenó la represión y Masacre de 1932, a raíz del levantamiento de indígenas, campesinos y comunistas.
Hernández Martínez se perpetuó en el poder durante trece años, durante los cuales predominaron las represiones a la oposición política, la falta de libertad de prensa y la ausencia de libertades individuales.
El golpe de Estado al general Salvador Castaneda Castro en 1948 dio lugar a la redacción de una nueva Constitución Política en 1950, la primera en la historia salvadoreña que incluía derechos para los trabajadores, prestaciones sociales y contemplaba el voto femenino.
Los presidentes elegidos bajo el nuevo régimen constitucional fueron, el coronel Óscar Osorio Hernández y el teniente coronel José María Lemus, apostaron por la creación del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS) y el Instituto de Vivienda Urbana (IVU).
Con el derrocamiento del presidente Lemus terminaron los gobiernos militares del Partido Revolucionario para la Unificación Democrática (PRUD), que tuvo su origen en los hechos de 1948.
A raíz de esta crisis política se redactó una nueva Constitución Política en 1962, e inició una tercera etapa dentro de los regímenes militares, con los gobiernos del Partido de Conciliación Nacional (PCN).
A inicios de 1961 la Junta de Gobierno que derrocó al presidente José María Lemus prometió elecciones libres, sin partido oficial.
El Directorio Cívico Militar asumió el poder con un golpe de Estado e impuso la ley marcial, fallando a la promesa antes expuesta. Una manifestación de apoyo a la Junta de Gobierno fue reprimida. El nuevo gobierno fue constituido por los coroneles Julio Adalberto Rivera y Aníbal Portillo, junto con los civiles Feliciano Avelar, José Antonio Rodríguez Porth y José Francisco Valiente.
En diciembre de 1961 los coroneles Rivera y Portillo fundaron el Partido de Conciliación Nacional (PCN).
En abril de 1962 se realizaron las elecciones presidenciales y el coronel Julio Adalberto Rivera, al no tener contrincantes, asumió el poder.
El Partido de Conciliación Nacional (PCN) se caracterizó por escalar la represión y por mantenerse en el poder de forma fraudulenta.
En este período aparecieron los cuerpos paramilitares y los escuadrones de la muerte, y así se dio paso a las desapariciones forzadas y a las torturas.
El PCN se mantuvo en el poder hasta 1979, bajo el mandato del presidente Carlos Humberto Romero, quien fue derrocado el 15 de octubre, cuando también fue obligado a dejar el país. Este ha sido el último golpe de Estado ocurrido en El Salvador.