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Victoria Carolina Constanza: forjando liderazgos y esperanza en las comunidades

Victoria Carolina Constanza, originaria de San Vicente, es una figura clave en la defensa de los derechos humanos en El Salvador. 

Cuando solo tenía 15 años, participó en los procesos revolucionarios de los años 80 y, tras el conflicto armado, se ha dedicado a trabajar por la justicia y la dignificación de las víctimas. 

Lidera el Centro para la Promoción de Derechos Humanos Madeleine Lagadec (CPDH), desde donde ha sido protagonista en la ardua labor de coordinar cientos de exhumaciones, devolviendo a las familias el derecho a cerrar ciclos de duelo.

Desde su origen, la organización ha apoyado a las comunidades repobladas y a las víctimas de graves violaciones a los derechos humanos.

En esta entrevista, Victoria Carolina Constanza reflexiona sobre su trayectoria y el impacto del CPDH en la vida de muchas personas. 

1) ¿Cuándo y por qué se fundó el Centro de Promoción de los Derechos Humanos Madelein Lagadec?

R/ El Centro de Promoción de los Derechos Humanos Madelein Lagadec se fundó el 15 de abril de 1992. 

Surgió porque, después del conflicto armado, un pequeño grupo de personas vio la necesidad de documentar las graves violaciones a los derechos humanos que ocurrieron. 

 

2) ¿Cuál fue la visión inicial del centro y cómo ha evolucionado a lo largo del tiempo? 

R/ La visión inicial del CPDH comenzó con el acercamiento a las familias y comunidades, lo que fue revelando nuevas necesidades. 

Una de ellas fue la exhumación de personas que murieron en el conflicto armado, ya que sus familias querían darles una sepultura digna y cerrar así una parte de su duelo.

Después de documentar los casos de graves violaciones a los derechos humanos y presentarlos a la Comisión de la Verdad, iniciamos el proceso de investigación para las exhumaciones. 

Hasta la fecha, hemos realizado 723 exhumaciones en todo el país, tanto de masacres como de casos individuales.

Con el tiempo, nos hemos enfocado mucho en la memoria histórica. No solo exhumamos cuerpos, sino que también trabajamos en el duelo, organizamos y capacitamos a las víctimas sobre sus derechos, y ayudamos a construir monumentos y realizar actos conmemorativos en los lugares donde ocurrieron las masacres. Además, acompañamos a las víctimas en sus demandas al Estado.

También hemos ampliado nuestra labor hacia la formación en derechos humanos, la promoción de valores, los procesos democráticos, y la capacitación de liderazgos comunitarios, grupos de mujeres y juventudes. 

3) Desde su perspectiva, ¿cómo ha logrado el centro posicionarse como una entidad clave en la defensa de los derechos de las mujeres y la paz?

R/ El CPDH ha logrado posicionarse como una entidad clave en la defensa de los derechos de las mujeres y la paz gracias, en primer lugar, a la solidaridad internacional. 

Todo nuestro trabajo ha sido posible por las donaciones que recibimos a través de programas y proyectos. Esto nos ha permitido avanzar, ya que en el ámbito de la memoria histórica también hemos trabajado el acompañamiento psicosocial a colectivos de víctimas.

Nuestro éxito se debe, en gran medida, a la colaboración constante de donantes y cooperantes internacionales, porque somos referente en las comunidades, generando procesos que han permitido que las víctimas y sus familias tengan mejores condiciones para exigir sus derechos. 

Antes, muchos no querían hablar del tema, ya fuera por miedo o desconfianza en la construcción de memoria desde su territorio, desde su propia visión de vida. 

Entonces, han sido clave la perseverancia del CPDH, la confianza que hemos construido con las comunidades, y los buenos resultados que hemos demostrado a los donantes. 

Hoy, estamos aún más fortalecidas gracias a nuestra relación con organizaciones como el PNUD y la UNODC, que nos permiten trabajar directamente con grupos específicos, como veteranas y víctimas del conflicto armado.

Este proceso nos ha fortalecido, pero también nos ha planteado nuevos retos. Uno de ellos es visibilizar la situación de vida de estas mujeres veteranas, no solo como excombatientes, sino también como mujeres, esposas y madres. Ha sido una experiencia enriquecedora y valiosa.

4) ¿Cuál es su opinión sobre el papel que desempeñan las mujeres en la construcción de la paz y la defensa de los derechos humanos?

R/ ¡Es enorme! A lo largo de estos procesos, tanto ellas como nosotras hemos ido dándonos cuenta de lo valiosas que son en la vida cotidiana. 

Muchas de ellas no se valoraban hasta hoy y, al compartir sus experiencias, hemos descubierto que no sabían cómo narrar su propia historia de vida.

Hemos trabajado con ellas en narrar sus experiencias antes, durante y después de la guerra, y en ese proceso, se han dado cuenta de que son mediadoras de conflictos, médicas, maestras en sus hogares. 

Al reconocer su papel en la familia y la sociedad, muchas se sorprenden, diciendo que no se habían valorado lo suficiente.

Es muy bonito ver cómo han logrado encontrarse a sí mismas y reconocer el valor que tienen. A menudo veían el trabajo como una obligación, sin notar la capacidad y la habilidad que tienen para mediar en situaciones familiares y comunitarias.

En resumen, ellas son verdaderas constructoras de procesos de cambio en sus comunidades y familias.

5) ¿Cómo y cuándo se involucró usted por primera vez para trabajar por los derechos humanos? 

R/ Llegué al CPDH en septiembre de 1993, inicialmente por un proceso muy corto de capacitación sobre el derecho al sufragio, un programa que existía en ese momento. 

A partir de ahí, comencé a involucrarme más, conectando directamente con la gente y las comunidades. Poco a poco, me fui desarrollando y profundizando en mi trabajo, y el CPDH se ha convertido en una verdadera escuela para mí, donde he aprendido diferentes métodos de intervención en situaciones y procesos comunitarios.

6) Como mujer, ¿qué desafíos ha enfrentado en su papel al frente del Centro de Promoción de los Derechos Humanos Madelein Lagadec?

R/ He enfrentado muchos desafíos, sobre todo para mantener al CPDH siempre activo. 

A lo largo de los años, hemos vivido situaciones que no quisiéramos haber enfrentado, pero como mujer al frente de la organización, creo que he logrado mediar y encontrar soluciones a los problemas que surgen, especialmente los financieros. 

A pesar de todo, he podido mantener la visión del CPDH, asegurar la continuidad del trabajo y buscar los recursos necesarios, lo cual ha sido uno de los grandes retos, ya que no siempre es fácil obtener financiamiento cuando hay tanta necesidad en las comunidades.

7) ¿Cuál ha sido el momento más significativo o gratificante de su trabajo en el Centro? 

R/ Llevo más de treinta años trabajando en el CPDH, y es difícil elegir un solo momento significativo. 

Creo que lo más gratificante ha sido conocer a tantas personas a lo largo de estos años y saber que me aprecian en las comunidades, no por quién soy, sino por el trabajo que hemos hecho. Eso lo digo con franqueza, y estoy segura de que, si se hiciera una encuesta, el resultado sería positivo gracias a nuestro compromiso y dedicación.

Otro aspecto que me llena de orgullo es haber podido luchar por el CPDH mientras he sido madre. He logrado llevar adelante ambas responsabilidades, y hoy en día tengo dos hijos ya grandes. Eso, para mí, es un gran logro personal y profesional.

11) ¿Qué visión tiene para el futuro del CPDH?

R/ Mi visión para el futuro del CPDH es mantenerlo activo y al servicio de la gente. 

No podemos dejar las cosas a medias; necesitamos seguir adelante, ya que hay muchos retos por enfrentar. 

También es fundamental mantener la solidaridad a través de donaciones, porque sin recursos no podemos hacer mucho. A veces, conseguir esos recursos se vuelve complicado, pero es necesario para continuar nuestro trabajo.

Y para terminar la plática, Victoria Carolina Constanza compartió el siguiente mensaje dirigido a las mujeres que están involucradas en procesos de paz y defensa de los derechos humanos: 

“Me gustaría decirles que es importante buscar momentos para intercambiar narrativas y experiencias. Si no lo hacemos, podemos estar cada uno por su lado y no encontrar un camino común.  Necesitamos construir una agenda de trabajo que incluya el tema de las veteranas, pero también los derechos humanos, que siguen siendo una prioridad. Debemos seguir luchando por su cumplimiento y buscar apoyo para ayudar a otros grupos que realmente lo necesitan.”

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En diciembre de 1961 los coroneles Rivera y Portillo fundaron el Partido de Conciliación Nacional (PCN).

En abril de 1962 se realizaron las elecciones presidenciales y el coronel Julio Adalberto Rivera, al no tener contrincantes, asumió el poder.

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En este período aparecieron los cuerpos paramilitares y los escuadrones de la muerte, y así se dio paso a las desapariciones forzadas y a las torturas.

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