2) ¿Cuál fue la visión inicial del centro y cómo ha evolucionado a lo largo del tiempo?
R/ La visión inicial del CPDH comenzó con el acercamiento a las familias y comunidades, lo que fue revelando nuevas necesidades.
Una de ellas fue la exhumación de personas que murieron en el conflicto armado, ya que sus familias querían darles una sepultura digna y cerrar así una parte de su duelo.
Después de documentar los casos de graves violaciones a los derechos humanos y presentarlos a la Comisión de la Verdad, iniciamos el proceso de investigación para las exhumaciones.
Hasta la fecha, hemos realizado 723 exhumaciones en todo el país, tanto de masacres como de casos individuales.
Con el tiempo, nos hemos enfocado mucho en la memoria histórica. No solo exhumamos cuerpos, sino que también trabajamos en el duelo, organizamos y capacitamos a las víctimas sobre sus derechos, y ayudamos a construir monumentos y realizar actos conmemorativos en los lugares donde ocurrieron las masacres. Además, acompañamos a las víctimas en sus demandas al Estado.
También hemos ampliado nuestra labor hacia la formación en derechos humanos, la promoción de valores, los procesos democráticos, y la capacitación de liderazgos comunitarios, grupos de mujeres y juventudes.
3) Desde su perspectiva, ¿cómo ha logrado el centro posicionarse como una entidad clave en la defensa de los derechos de las mujeres y la paz?
R/ El CPDH ha logrado posicionarse como una entidad clave en la defensa de los derechos de las mujeres y la paz gracias, en primer lugar, a la solidaridad internacional.
Todo nuestro trabajo ha sido posible por las donaciones que recibimos a través de programas y proyectos. Esto nos ha permitido avanzar, ya que en el ámbito de la memoria histórica también hemos trabajado el acompañamiento psicosocial a colectivos de víctimas.
Nuestro éxito se debe, en gran medida, a la colaboración constante de donantes y cooperantes internacionales, porque somos referente en las comunidades, generando procesos que han permitido que las víctimas y sus familias tengan mejores condiciones para exigir sus derechos.
Antes, muchos no querían hablar del tema, ya fuera por miedo o desconfianza en la construcción de memoria desde su territorio, desde su propia visión de vida.
Entonces, han sido clave la perseverancia del CPDH, la confianza que hemos construido con las comunidades, y los buenos resultados que hemos demostrado a los donantes.
Hoy, estamos aún más fortalecidas gracias a nuestra relación con organizaciones como el PNUD y la UNODC, que nos permiten trabajar directamente con grupos específicos, como veteranas y víctimas del conflicto armado.
Este proceso nos ha fortalecido, pero también nos ha planteado nuevos retos. Uno de ellos es visibilizar la situación de vida de estas mujeres veteranas, no solo como excombatientes, sino también como mujeres, esposas y madres. Ha sido una experiencia enriquecedora y valiosa.