
SI NOSOTROS NO HABLAMOS, ¿QUIÉN HABLARÁ?
El Mozote, La Joya, Cerro Pando, Ranchería, Los Toriles y Jocote Amarillo
¿Qué papel han jugado las mujeres en la construcción de la paz en El Salvador, a pesar de las adversidades y el silencio histórico? El libro “Guardianas de la Paz. Historias de mujeres que traspasan generaciones” te ofrece una respuesta contundente y reveladora.
Reconocimiento y reparación
La creación de este texto responde a múltiples factores. En primer lugar, la demanda directa de las juventudes del Espacio Interuniversitario de Memorias por conocer una historia más completa, que incluya las voces de las mujeres.
A esto se suma el anhelo de las propias mujeres sobrevivientes, quienes, a través de los talleres del proyecto “Mujeres Guardianas de la Paz”, expresaron la necesidad de ser reconocidas y de compartir sus experiencias.
Además, destacó la solicitud de las comisiones nacionales de búsqueda de personas desaparecidas forzadamente durante el conflicto armado, CNB-CONABÚSQUEDA, para visibilizar el trabajo de las madres buscadoras, quienes han dedicado sus vidas a esta causa.
Finalmente, el éxito del libro “Siempre Vivas” demostró la importancia de las mujeres y la memoria histórica, inspirando la creación de esta nueva iniciativa.
Considerando lo anterior, esta obra sobre las Guardianas de la Paz tiene como objetivo principal el reconocimiento de los valiosos aportes de las mujeres en el proceso del conflicto armado y en la construcción de un nuevo país.
Y, además, busca que estas memorias sean tomadas en cuenta e incidan en las actuales políticas y programas de justicia transicional y mantenimiento de la paz.
Un equipo comprometido con la verdad y la memoria
Las mujeres que compartieron sus historias son las verdaderas protagonistas, ofreciendo una perspectiva auténtica y conmovedora de sus experiencias.
Pero este volumen también se enriqueció con la colaboración de diversos talentos. La historiadora y escritora salvadoreña Elena Salamanca fue fundamental en la investigación, redacción y estructuración de los relatos.
Y la narrativa se complementó con las ilustraciones de destacados artistas salvadoreños: Andrea Altamirano, Jennifer Dahbura, Rachel Katstaller, Wilfredo Salguero y Eugenia Vásquez, quienes han sabido captar la esencia de cada una de las historias a través de su arte, destacando el impacto de las mujeres y la memoria histórica en todas ellas.
Proceso colectivo de memoria
Este libro está diseñado para un público amplio, personas de 11 años en adelante, con el propósito de fomentar un diálogo intergeneracional que permita conocer y valorar el papel de las mujeres y la memoria histórica en El Salvador.
La producción fue un proceso cuidadoso y minucioso que se extendió por más de un año desde junio de 2023.
Los criterios de selección de las historias se centraron en aquellas que evidencian un impacto comunitario significativo, priorizando a mujeres como protagonistas y evitando cualquier enfoque político.
Se buscó resaltar las vivencias de aquellas mujeres que se convirtieron en auténticas activistas de paz, sin encasillarlas en términos que limiten su historia y contribución, resaltando su legado que es fundamental en el tejido social del país y merece ser contado.
¿Qué encontrarás en este libro?
“Guardianas de la Paz. Historias de mujeres que traspasan generaciones” te presenta un total de seis narraciones junto con cuatro interludios que enriquecen la experiencia lectora.
Los interludios se incluyen estratégicamente para ofrecerte contexto o explicarte conceptos importantes relacionados con las mujeres y la memoria histórica, sin restarle protagonismo a las historias que son el núcleo del libro.
El texto también incorpora actividades didácticas que permitirán a niños, niñas y adolescentes interactuar con los temas tratados en las narraciones, asegurando que el aprendizaje y la memoria sean compartidos en familia. ¡Puedes descargarlo libremente aquí!
El Mozote, La Joya, Cerro Pando, Ranchería, Los Toriles y Jocote Amarillo
El Comité de Ex-presos y Presas Políticos de El Salvador (COPPES) tiene
Con el golpe de Estado al presidente ingeniero Arturo Araujo en diciembre de 1931, llegó a la presidencia el General Maximiliano Hernández Martínez.
Desde entonces, hasta el 15 de octubre de 1979, el país fue gobernado oficialmente por regímenes militares caracterizados por ser altamente coercitivos.
El primer régimen militar fue el del general Maximiliano Hernández Martínez, quien ordenó la represión y Masacre de 1932, a raíz del levantamiento de indígenas, campesinos y comunistas.
Hernández Martínez se perpetuó en el poder durante trece años, durante los cuales predominaron las represiones a la oposición política, la falta de libertad de prensa y la ausencia de libertades individuales.
El golpe de Estado al general Salvador Castaneda Castro en 1948 dio lugar a la redacción de una nueva Constitución Política en 1950, la primera en la historia salvadoreña que incluía derechos para los trabajadores, prestaciones sociales y contemplaba el voto femenino.
Los presidentes elegidos bajo el nuevo régimen constitucional fueron, el coronel Óscar Osorio Hernández y el teniente coronel José María Lemus, apostaron por la creación del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS) y el Instituto de Vivienda Urbana (IVU).
Con el derrocamiento del presidente Lemus terminaron los gobiernos militares del Partido Revolucionario para la Unificación Democrática (PRUD), que tuvo su origen en los hechos de 1948.
A raíz de esta crisis política se redactó una nueva Constitución Política en 1962, e inició una tercera etapa dentro de los regímenes militares, con los gobiernos del Partido de Conciliación Nacional (PCN).
A inicios de 1961 la Junta de Gobierno que derrocó al presidente José María Lemus prometió elecciones libres, sin partido oficial.
El Directorio Cívico Militar asumió el poder con un golpe de Estado e impuso la ley marcial, fallando a la promesa antes expuesta. Una manifestación de apoyo a la Junta de Gobierno fue reprimida. El nuevo gobierno fue constituido por los coroneles Julio Adalberto Rivera y Aníbal Portillo, junto con los civiles Feliciano Avelar, José Antonio Rodríguez Porth y José Francisco Valiente.
En diciembre de 1961 los coroneles Rivera y Portillo fundaron el Partido de Conciliación Nacional (PCN).
En abril de 1962 se realizaron las elecciones presidenciales y el coronel Julio Adalberto Rivera, al no tener contrincantes, asumió el poder.
El Partido de Conciliación Nacional (PCN) se caracterizó por escalar la represión y por mantenerse en el poder de forma fraudulenta.
En este período aparecieron los cuerpos paramilitares y los escuadrones de la muerte, y así se dio paso a las desapariciones forzadas y a las torturas.
El PCN se mantuvo en el poder hasta 1979, bajo el mandato del presidente Carlos Humberto Romero, quien fue derrocado el 15 de octubre, cuando también fue obligado a dejar el país. Este ha sido el último golpe de Estado ocurrido en El Salvador.