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Valentina Pérez: lideresa comunitaria por la paz, la verdad y la memoria histórica

Ana Valentina Pérez, residente en la zona de Jiquilisco (Usulután), es una lideresa comunitaria que durante casi la mitad de su vida ha sido testigo y protagonista de la lucha por la paz y la justicia en El Salvador.

Desde su participación en las comunidades eclesiales de base, hasta su papel como Guardiana de la Paz, su compromiso con la transformación social ha sido una fuerza impulsora para todas y todos los que se relacionan con ella.


¿Cómo y cuándo se involucró por primera vez para trabajar por la paz y la justicia en su comunidad?

R/ Comencé a involucrarme alrededor de los 26 años, en una comunidad cristiana del cantón El Zamorano. En estas comunidades siempre ha habido una fuerte actividad y participación en eventos comunitarios, como celebraciones y conmemoraciones.

¿Cómo llegó a convertirse en una Guardiana de la Paz? ¿Qué la inspiró o motivó a asumir este rol en su comunidad? 

R/ Primero, siempre me llamó la atención el trabajo en las comunidades eclesiales de base. Eso me ha permitido dedicarme al trabajo social y de concientización popular en las comunidades. Y a través de esa labor he tenido la oportunidad de conocer a muchas organizaciones, incluyendo al proyecto de “Mujeres Guardianas de la Paz”.

Así que me convertí en Guardiana de la Paz por mi inclinación a trabajar en temas sociales, por todas las experiencias que ha vivido durante años, de tanta injusticia que se ha dado. Y que no se hace justicia a las víctimas.


Para usted, como lideresa comunitaria, ¿en qué consiste su papel como Guardiana de la Paz? 

R/ Para mí, ser Guardiana de la paz implica asumir un rol de orientación hacia otras mujeres.

Las Guardianas también promovemos la participación y la toma de decisiones en las comunidades.

Otro aspecto fundamental de ser una Guardiana es luchar por el reconocimiento del papel de la mujer en la sociedad. No debemos ser ignoradas ni subestimadas; nuestro rol es importante, merecemos respeto y reconocimiento. 

¿Qué desafíos ha enfrentado en su trabajo como Guardiana de la Paz y cómo los ha superado?

R/ Bueno, sí hemos enfrentado desafíos, especialmente en el trabajo del Comité de Víctimas de la masacre de La Quesera. Nuestro principal reto es asegurarnos de que las generaciones más jóvenes se interesen y participen para que no se pierda la historia.


¿Qué significa para usted ser una Guardiana de la Paz?

R/ Ser Guardiana de la Paz significa ser una protectora de otras mujeres. 

¿De qué manera ser Guardiana de la Paz le ha ayudado a usted, a nivel personal; así como en términos de empoderamiento y de participación en su comunidad?

R/ Ser Guardiana de la Paz me ha ayudado a ser una mejor lideresa comunitaria, a ser más consciente de mi papel como vigilante de situaciones complejas que enfrentamos las mujeres.

Personalmente, he aprendido mucho, especialmente sobre la dinámica de género en la familia. 

Además, aprender sobre figuras inspiradoras como Prudencia Ayala también me gustó.


¿Qué consejos o palabras de aliento les daría a otras mujeres que podrían estar interesadas en ser Guardianas de la Paz en sus comunidades?

R/ Les diría que aprovechen los espacios de formación disponibles, como los que ofrece el proyecto de “Mujeres Guardianas de la Paz”. 

Es bonito porque se aprende y hay oportunidad de que los hijos e hijas también aprendan.

El que las mujeres se formen es un beneficio para sus familias y también para sus comunidades. 

Así llegamos al final de la entrevista. Valentina, a través de su trabajo, honra la memoria de su papá que fue asesinado durante el conflicto armado cuando ella solo tenía 11 años. Y su voz, junto a la de las demás Guardianas de la Paz, son poderosos ejemplos del liderazgo comunitario de las mujeres en El Salvador.

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1931 – 1979

Regímenes militares y represión

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Con el golpe de Estado al presidente ingeniero Arturo Araujo en diciembre de 1931, llegó a la presidencia el General Maximiliano Hernández Martínez.

Desde entonces, hasta el 15 de octubre de 1979, el país fue gobernado oficialmente por regímenes militares caracterizados por ser altamente coercitivos.

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1931 - 1944

General Maximiliano Hernández Martínez

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El primer régimen militar fue el del general Maximiliano Hernández Martínez, quien ordenó la represión y Masacre de 1932, a raíz del levantamiento de indígenas, campesinos y comunistas.

Hernández Martínez se perpetuó en el poder durante trece años, durante los cuales predominaron las represiones a la oposición política, la falta de libertad de prensa y la ausencia de libertades individuales.

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1944-1948

General Salvador Castaneda Castro

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Entre 1944 y 1948, tras la Huelga de Brazos Caídos que derrocó a Hernández Martínez, militares reformistas propiciaron un Golpe de Estado a Castaneda Castro en 1948.

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1950

Creación de la Constitución Política de El Salvador

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El golpe de Estado al general Salvador Castaneda Castro en 1948 dio lugar a la redacción de una nueva Constitución Política en 1950, la primera en la historia salvadoreña que incluía derechos para los trabajadores, prestaciones sociales y contemplaba el voto femenino.

Los presidentes elegidos bajo el nuevo régimen constitucional fueron, el coronel Óscar Osorio Hernández y el teniente coronel José María Lemus, apostaron por la creación del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS) y el Instituto de Vivienda Urbana (IVU).

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1960

Golpe de Estado que derrocó al teniente coronel José María Lemus

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Con el derrocamiento del presidente Lemus terminaron los gobiernos militares del Partido Revolucionario para la Unificación Democrática (PRUD), que tuvo su origen en los hechos de 1948.

A raíz de esta crisis política se redactó una nueva Constitución Política en 1962, e inició una tercera etapa dentro de los regímenes militares, con los gobiernos del Partido de Conciliación Nacional (PCN).

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1961

Tercera etapa dentro de los regímenes militares

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A inicios de 1961 la Junta de Gobierno que derrocó al presidente José María Lemus prometió elecciones libres, sin partido oficial.

El Directorio Cívico Militar asumió el poder con un golpe de Estado e impuso la ley marcial, fallando a la promesa antes expuesta. Una manifestación de apoyo a la Junta de Gobierno fue reprimida. El nuevo gobierno fue constituido por los coroneles Julio Adalberto Rivera y Aníbal Portillo, junto con los civiles Feliciano Avelar, José Antonio Rodríguez Porth y José Francisco Valiente.

En diciembre de 1961 los coroneles Rivera y Portillo fundaron el Partido de Conciliación Nacional (PCN).

En abril de 1962 se realizaron las elecciones presidenciales y el coronel Julio Adalberto Rivera, al no tener contrincantes, asumió el poder.

El Partido de Conciliación Nacional (PCN) se caracterizó por escalar la represión y por mantenerse en el poder de forma fraudulenta.

En este período aparecieron los cuerpos paramilitares y los escuadrones de la muerte, y así se dio paso a las desapariciones forzadas y a las torturas.

El PCN se mantuvo en el poder hasta 1979, bajo el mandato del presidente Carlos Humberto Romero, quien fue derrocado el 15 de octubre, cuando también fue obligado a dejar el país. Este ha sido el último golpe de Estado ocurrido en El Salvador.

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