Se dice que Guazapa (departamento de San Salvador) es la flecha en el corazón del enemigo. La frase viene de que, durante el conflicto armado salvadoreño, Guazapa fue el último bastión de los guerrilleros, un lugar nunca tomado por el ejército nacional con gran valor estratégico por su cercanía a la capital.
Pero esa flecha en el corazón del enemigo hirió también al pueblo de Guazapa. Y esa es la historia que la comunidad desea que el Museo Guazapa cuente: la de cómo tuvo que resistir la población cuando sus hogares se encontraron en medio del fuego cruzado entre ambos bandos.
La gente de los cantones tuvo que emigrar a la zona urbana de Guazapa, por lo que la población aumentó tanto que los recursos comenzaron a escasear. La falta de trabajo y el hacinamiento, así como la pobreza trajeron muchos otros problemas: aumento del alcoholismo, prostitución, violencia.
Guazapa pasó de ser una zona próspera, rica en comercio y agricultura, a sentir un importante retraso en su desarrollo, cuyos efectos duran hasta hoy en día.
Muchas zonas arqueológicas fueron destruidas, miles de años de historia precolombina no sobrevivieron a los bombardeos. En muchos casos, lo poco que quedó fue saqueado, la piedra fue utilizada para reconstruir las casas.
El Museo Guazapa está en construcción en 2024, igual que lo está su comunidad. Y no quiere que su historia se escriba bajo las siglas de ningún bando, sino sobre los miles de nombres anónimos que cargaron el peso de una guerra en la que no habían decidido participar.
Aún hoy la comunidad hace esfuerzos para sacarse del pecho la flecha, que en su trayecto hacia el enemigo les acertó de pleno.