Entre el 9 y el 11 de diciembre de 1981, el Batallón Atlacatl del ejército salvadoreño arrasó el caserío El Mozote y marcó para siempre la memoria de toda la nación con uno de los acontecimientos más crueles, violentos y dolorosos de la guerra civil salvadoreña.
Hoy, dos obras rememoran estos acontecimientos: por un lado, el Jardín Memorial o Jardín de Reflexión y el Mural de la Luz, y por otro, el Monumento a la Familia.
El primer conjunto, a un costado de la iglesia de Santa Catarina, está conformado por un colorido mural hecho con azulejos y espejos, que honra a los más de 140 niños y niñas que perdieron la vida en la masacre.
Y en el jardín, entre la vegetación, descubrirás que aún se conservan baldosas con los rastros de su sangre inocente. De ese modo, tanto el jardín como el mural representan la esperanza de la población de El Mozote de que algún día se haga justicia y se reconozca la verdad.
Por otra parte, el Monumento a la Familia consta de la silueta negra de un grupo de personas tomadas de las manos, bajo el cual están sepultadas muchas de las osamentas encontradas en la zona.
De ese modo, simboliza la larga historia de represión durante el conflicto armado y recuerda a las personas y familias enteras que perdieron la vida en este lugar.
En definitiva, los monumentos escultóricos y conmemorativos ubicados en el caserío El Mozote constituyen un nexo entre el pasado y el presente. Por tanto, cada 11 de diciembre desde el año 1992, se conmemora la masacre y se rinde homenaje a las víctimas, contando con la asistencia de los habitantes de la zona y de distintas partes de todo el país.