«Libros Humanos»: narradores de la historia
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Las madres que no tienen un espacio físico para enflorar a sus desaparecidos asistieron, como cada 1 de noviembre, al Parque Cuscatlán para honrarlos de manera simbólica. Sofía Hernández tiene 77 años y es miembro del Comité de Familiares de Víctimas de Violaciones a los Derechos Humanos “Marianella García Villas” (CODEFAM). Es una de las madres que todavía buscan a sus desaparecidos desde la década de los70. Ella inició en esta lucha desde que tiene 34 años. Sofía desconoce el paradero de su hija, a quien perdió durante la guerra. “Yo sé que ella murió, pero no sé adónde quedó”, lamenta. Tampoco sabe adónde están los cuerpos de su esposo, de sus dos hermanos y de sus sobrinos, así que no tiene un lugar físico para honrarlos. Por estos casos es que organizaciones como CODEFAM, COMAFAC, CoMadres, Probúsqueda y Conabúsqueda celebran, cada 1 de noviembre, una conmemoración en memoria de los desaparecidos, a quienes sus familiares enfloran de manera simbólica. La actividad se realiza desde hace varios años en el marco del Día de los Difuntos, porque los familiares de personas desaparecidas no tienen adonde enflorar a sus muertos. “El monumento se construyó por eso, para tener un espacio en donde se pueda hacer un acto simbólico”, manifestó Ninel Pleitez, encargada de proyectos de memoria de la Dirección Nacional de Museos y Salas de Exposición. «La actividad se lleva a cabo en horas de la mañana porque gente del interior del país viaja a la capital y usualmente asisten unas 300 personas, pero el domingo 1 de noviembre de 2020, debido a la pandemia Covid-19, se celebró de manera diferente. Solo participaron en el evento unas 50 personas, que era límite permitido, y la mayoría eran de San Salvador», aseguró Pleitez. El evento consistió en una misa conmemorativa y el acto simbólico de enflorar a los desaparecidos, encender una vela y cantar una canción en su honor. El objetivo de esta conmemoración es tener un espacio físico en donde honrar su memoria y crear vínculos con el rescate de la memoria histórica.
“Aquí en El Salvador se celebra el 2 de noviembre el Día de los Difuntos, pero las que no tenemos a nuestros seres queridos en el cementerio vamos al monumento, porque ahí están están todos los nombres de los desaparecidos y asesinados; por eso decidimos celebrar el 1”, dice Hernández. “Lo bonito de esto es que nos juntamos varias madres, porque no solo yo tengo desaparecidos, hay muchas que tienen. Nos juntamos, nos contamos nuestras historias y convivimos. Cada quien cuenta su versión sobre cómo le tocó vivir en su caserío, en su cantón. Duele, pero se siente que somos escuchadas, que nos escuchamos unas con otras”, agrega. Sin embargo, cree que la convivencia solo contribuye a que el dolor “sea más suave, pero no se va a quitar”. “Eso no se quita mientras no nos digan adónde están nuestros desaparecidos”, concluye. Hernández afirma que las organizaciones de la sociedad civil solicitan que se declare el 30 de agosto como Día Nacional de la Desaparición Forzada, pero no lo han conseguido. “Ese es nuestro objetivo, que se tenga un día para celebrar, porque nosotros celebramos el Día de los Difuntos, pero quisiéramos que se reconozca un día para poder conmemorar”, dice.
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Con el golpe de Estado al presidente ingeniero Arturo Araujo en diciembre de 1931, llegó a la presidencia el General Maximiliano Hernández Martínez.
Desde entonces, hasta el 15 de octubre de 1979, el país fue gobernado oficialmente por regímenes militares caracterizados por ser altamente coercitivos.
El primer régimen militar fue el del general Maximiliano Hernández Martínez, quien ordenó la represión y Masacre de 1932, a raíz del levantamiento de indígenas, campesinos y comunistas.
Hernández Martínez se perpetuó en el poder durante trece años, durante los cuales predominaron las represiones a la oposición política, la falta de libertad de prensa y la ausencia de libertades individuales.
El golpe de Estado al general Salvador Castaneda Castro en 1948 dio lugar a la redacción de una nueva Constitución Política en 1950, la primera en la historia salvadoreña que incluía derechos para los trabajadores, prestaciones sociales y contemplaba el voto femenino.
Los presidentes elegidos bajo el nuevo régimen constitucional fueron, el coronel Óscar Osorio Hernández y el teniente coronel José María Lemus, apostaron por la creación del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS) y el Instituto de Vivienda Urbana (IVU).
Con el derrocamiento del presidente Lemus terminaron los gobiernos militares del Partido Revolucionario para la Unificación Democrática (PRUD), que tuvo su origen en los hechos de 1948.
A raíz de esta crisis política se redactó una nueva Constitución Política en 1962, e inició una tercera etapa dentro de los regímenes militares, con los gobiernos del Partido de Conciliación Nacional (PCN).
A inicios de 1961 la Junta de Gobierno que derrocó al presidente José María Lemus prometió elecciones libres, sin partido oficial.
El Directorio Cívico Militar asumió el poder con un golpe de Estado e impuso la ley marcial, fallando a la promesa antes expuesta. Una manifestación de apoyo a la Junta de Gobierno fue reprimida. El nuevo gobierno fue constituido por los coroneles Julio Adalberto Rivera y Aníbal Portillo, junto con los civiles Feliciano Avelar, José Antonio Rodríguez Porth y José Francisco Valiente.
En diciembre de 1961 los coroneles Rivera y Portillo fundaron el Partido de Conciliación Nacional (PCN).
En abril de 1962 se realizaron las elecciones presidenciales y el coronel Julio Adalberto Rivera, al no tener contrincantes, asumió el poder.
El Partido de Conciliación Nacional (PCN) se caracterizó por escalar la represión y por mantenerse en el poder de forma fraudulenta.
En este período aparecieron los cuerpos paramilitares y los escuadrones de la muerte, y así se dio paso a las desapariciones forzadas y a las torturas.
El PCN se mantuvo en el poder hasta 1979, bajo el mandato del presidente Carlos Humberto Romero, quien fue derrocado el 15 de octubre, cuando también fue obligado a dejar el país. Este ha sido el último golpe de Estado ocurrido en El Salvador.