El Comité de Ex-presos y Presas Políticos de El Salvador (COPPES) tiene más de cuatro décadas de estar en acción y, año tras año, sus miembros hacen su mejor esfuerzo por rescatar la memoria histórica de nuestro país y mostrar los hechos acontecidos durante la guerra civil en El Salvador.

Esta vez fueron nueve los participantes del COPPES que fueron invitados a reflejar sus historias de vida -de manera creativa- y a través de los valores que los sostuvieron durante uno de los períodos más difíciles de sus vidas: el conflicto armado.

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La agenda inició con un ejercicio de relajación dirigido por una especialista, para el cual se establecería primero un ambiente de confianza y un círculo de armonía y respeto.

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Paso siguiente, cada participante fue invitado a utilizar una barras de plastilina de color para responder a la preguntas: ¿Quién eres tú? ¿Con cuál figura o cómo te identificas? Las respuestas fueron expresiones creativas a través de este material.

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Ernesto Contreras, decidido a cumplir el reto, inmediatamente tomó las barras de plastilina y formó con sus manos una figura como el sol.

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Ernesto lo expresó así: “Así como el sol, me levanto cada día a vencer todos los obstáculos que se me presentan”.

Yo traté de hacer la representación de un sol. Me represento en esta figura porque siento que sirvo a diferentes personas. Los colores representan las diferentes creencias, ya sea religiosas, como también las diferentes “capas sociales”, como muchos las llaman. Me represento como el sol porque desde que me levanto, trato de vencer todos los obstáculos que se me presentan a diario, y sigo sirviendo a las diferentes clases, independientemente si son pobres, ricos, medios, o como le quieran llamar.


Óscar Garza: “Creo que me tocó hacer eso: devolver todo lo que yo había aprendido para sobrevivir en medio de la guerra, de manera que otro lo aprendiera”. 

La cárcel fue para mí como una escuela. En la cárcel intenté ser un maestro como los de una escuela rural, esos que ven llegar a los niños y dicen: “este tiene que aprender de esta babosada”. 

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Creo que me tocó hacer eso, devolver todo lo que había aprendido para sobrevivir en medio de la guerra, de manera que otro lo aprendiera. Y de plano, creo que eso llena de satisfacción.

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Viví cosas previas afuera, que me dieron la oportunidad de llegar ya a la cárcel con un cierto nivel de aprendizaje, lo cual me dio chance de compartirlo con los compañeros… Estas son cosas que lo marcan a uno.


Alejandro Rosales: “El sol brilla igual para todos”.

El sol. ¿Por qué el sol? Por lo común y cotidiano que tiene el sol. Porque de alguna manera refleja decisiones que yo tomé en aquel tiempo antes de llegar a la cárcel. Pero aún esa cárcel, la tortura y todo lo que eso significó, no doblegó el buen corazón. Aunque aquellos pretendieron terminar un ideal con represión, nosotros lo volcamos porque fue colectivamente.

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Aprendimos a hacer cosas para todos, como una despensa común. En la celda donde habíamos diez, probablemente solo a tres nos llevaban comida, pero había una despensa común, era para todos. A pesar de la tortura y encierro en los que nos tenían, podía más el noble corazón y las buenas ideas de hacer la justicia.

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El sol nace para todos -sin distinción- y lo fuerte, su energía fuerte, a veces me representa en mi carácter, que a veces es fuerte pero no es de odio, ni de venganza, sino que es fuerte por la injusticia


Ramón Arita: “El hilo conductor de todos los valores es el amor”.

De los valores, yo quiero agarrar el hilo conductor que es el amor. Les voy a dar dos anécdotas: una pregunta que me hizo mi hijo mayor y cómo fue la noche de mi captura. Yo crecí -y todavía estamos- en un país conflictivo, y era muy simpatizante de la revolución cubana, con primos muy politizados. Pero ¿qué me hizo a mí decir: “no, es que yo debo estar ahí, porque si no es a mis hijos a los que les va a tocar estar ahí”?. 

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En 1975, uno de mis hijos mayores me preguntó: “Papá, ¿y por qué están matando gente?”, eran las masacres del 30 de julio y todo eso… y eso me chocó tanto que dije “yo no puedo heredar a mis hijos esta situación”.

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En 1985, cuando entraron a mi vivienda me encañonaron, eran unos agentes de la CIA, sección Venezuela. Yo los había visto en la mañana, y lo primero que les dije fue: “ustedes a mí es a quien buscan”. Yo estaba con mis dos hijos pequeños, uno de 2 años y otro de 2 meses. Les dije: “con ellos no es, es conmigo”. Ahí es donde está el amor como hilo, el amor a los hijos, el amor al pueblo; y eso era el hilo conductor que nosotros identificamos entre todos estos valores. No es que los agentes dejaron de encañonarme, pero la agresividad de ellos cambió cuando les dije eso. Además, yo salí chulón, no tenía nada que esconder.

 En esas dos anécdotas yo veo el amor, eso es lo que nos une.


Beatriz De Paul: “Nunca perdimos la ternura y dulzura del amor”

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Mi figura simboliza la forma de la melcocha, porque a pesar de todas las adversidades y de todas las cosas difíciles que tuvimos que enfrentar, nunca perdimos la ternura y dulzura del amor, porque era lo que estaba a la base de todo lo que hacíamos. Y lo digo de todo corazón.


Héctor Bernabé Recinos: “La solidaridad y el respeto, fueron los valores que me inspiraron a unirme a la causa”.

Fuimos formados en principios y valores. Mi abuelo y mi papá tenían muchos mozos en una hacienda y ahí se hacía la misma comida para todos. Mi abuelo y mi papá se sentaban en la misma mesa a comer con los trabajadores. Yo soy el único de cinco hermanos que estudié, que pude llegar al bachillerato, y yo criticaba a mi papá porque él era muy franco; él decía: “no tengo dinero, no te lo puedo dar”, “no hay que darle esperanza a nadie si no se lo puedes dar, y si lo tienes debes darlo de inmediato”. Todo ese respeto a los demás y la solidaridad nos lo enseñó nuestro papá.

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En la finca aprendimos de todo: arar, sembrar, ordeñar, montar a caballo. Ahí crecían nuestra cosechas. Todo ese respeto a los demás y la solidaridad, todos estos valores y principios me sirvieron mucho para integrarme a la causa, y al ver las injusticias. Esto me llevó a tomar un liderazgo en el movimiento sindical.


Javier Acosta: “Pasamos una gran oscuridad para poder llegar hasta donde estamos”

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Yo creé esta figura que tiene varias capas de colores, y que para mí, representan esto: el rojo, fue la ideología que nos tocó adoptar; buscando una esperanza, que es el verde, la conservación de nuestra raza latina; caminando con cautela, el anaranjado, salvaguardando el futuro que nos iba a venir, con precaución; siempre cuidando a nuestro país, que es el azul y blanco; cuidándolo de esas personas grises; teniendo que pasar por toda esa oscuridad que tuvimos que vivir, para llegar hasta donde estamos.


José Ayala : “Estuvimos presos por decir la verdad”

Yo lo que hice fue ejemplificar lo que vivimos en El Salvador: las torturas, la guerra, las tanquetas, los aviones, que tuvimos en esos tiempos que fueron duros para nosotros. Los pilares simbolizan la libertad.

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Representé a las personas que estuvimos presos por una causa, por decir la verdad. Unos tuvimos la dicha de estar presos. Y fue una injusticia vivir esto por decir la verdad.

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Digo que tuvimos “la dicha de estar presos”, porque no sentimos esa represión que tuvieron afuera hombres y mujeres. Ahora tenemos la experiencia de haber sobrevivido y contarle al mundo lo que nosotros pasamos en ese tiempo.


Susana Rodríguez: “Yo me identifico con la hormiga”

A mis años, siento que todavía puedo dar más apoyo a quienes están a mi alrededor. También las hormiguitas trabajan en equipo, y a mi me gusta trabajar en equipo. Ellas son respetuosas de las demás y solidarias.

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Esta figura representa para mí a nuestra organización COPPES,  somos como un grupo de hormigas: siempre trabajando y con disciplina para que las cosas salgan adelante.